miércoles, 9 de septiembre de 2015

1996 GRAL VILLEGAS “La murga es las bellas artes de la calle” Coco Romero

La Voz Diario, viernes 26 de enero de 1996 Coco Romero- talleres de carnaval

“La murga es las bellas artes de la calle”

Desde el día de ayer a las 19 horas en la Casa de la Cultura se llevan a cabo a cargo del especialista en Culturas Urbanas y teatralidades populares.

- Qué significa tu especialidad?

Me ha interesado muchísimo todo o referente a las culturas urbanas y el teatro que está en la calle, y a partir de ahí he ido a parar a la fiesta del carnaval y en especial a las murgas, que es el tema que he venido a compartir y a aprender en este lugar.

- Sabemos que has ahondado en del tema del carnaval...

En realidad fue para sostener el proyecto. Cuando relacionas carnaval, murga, siempre aparece o despectivo y pienso que hay que sustentarlo y ahondar en un tiempo histórico mayor al que uno le corresponde, hizo que dedicara quince años a juntar material y tener un archivo importante sobre el tema.

 -¿De qué se trata el taller?

Lo que vamos a hacer es taller, y en el taller, independientemente de que vamos a dar una apertura al tema, es un encuentro práctico donde la idea personal es transmitir lo que de pibe he mamado de cómo es la murga y la estructura que tomó la murga en los pagos del Río de la Plata.

Hay muchos elementos afines y podemos decir que no hay un solo modo de realizar murga. Lo que me gustaría es compartir como es la murga hoy, dónde está metido el canto, el baile, el disfraz y el espacio creativo que me parece que es la vuelta de tuerca al proceso de las agrupaciones.
La murga  es las bellas artes de la calle.
-¿Que sobresale en una murga?
Ya he tenido charlas con Alicia Compagnucci y con los chicos de “Los Colifatos” para ver todo esto, porque me encuentro en una localidad con un carnaval muy fuerte, con mucha gente participando detrás, entonces veo un fenómeno muy rico, parte del proyecto que voy llevando adelante rodeado de mucha gente: transferir información, comunicación; tenemos una publicación referida al carnaval, que me encantaría que gente de otros lugares conozca  la celebración de General Villegas.
Alicia Compagnucci Directora de Cultura
-¿Cómo se les ocurrió, primero el taller de máscaras y después este de carnaval?
Desde hace un tiempo, con un grupo de gente veníamos comentando que el carnaval es la expresión de cultura popular más fuerte y hacíamos el mismo análisis de Coco respecto a que allí se juntan muchas expresiones. Esto significa que en la Dirección de Cultura era una clara señal de valorización del carnaval.
Teníamos poco tiempo para todo lo proyectado, pero se formó una comisión y vamos hacer organizar un buen carnaval. Por un lado la comisión organizó talleres de máscaras, porque hay una cuestión de técnicas que hay que transmitir, tratar que la gente las maneje y lo haga cada vez mejor.
Desde la Dirección de Cultura estamos apoyando la formación de la Trocha con todo lo que ello implica.
- Los resultados de estos talleres seguramente se verán en los próximos carnavales...
Lo ideal sería seguir trabajando a lo largo del año. Que Villegas no espere a enero para pensar que hacemos. Creo que pueden salir cosas hermosas. Es una fiesta que está incorporada a nosotros.

martes, 8 de septiembre de 2015

2010 Don Momo y la participación colectiva por Coco Romero Ecunhi Carnaval

Don Momo y la participación colectiva por Coco Romero
El carnaval es un espacio de fuerte contenido social y cultural, del cual se ha dicho que es la fiesta que el pueblo se regala a sí mismo sin la mediación de los poderes políticos o religiosos; saberes tradicionales que han pasado de boca en boca más allá de las prohibiciones y de la negaciones recibidas a lo largo de los siglos.
El festejo de carnaval atravesó todos los tiempos y todos los espacios posibles, y sobrevivió a cuanto sistema de gobierno se le opuso. Se convirtió en la fiesta de las fiestas donde el arte popular fue, y es, el gran protagonista.
Carnaval es sinónimo de morir y renacer, sin espíritu complaciente y sin mendigar. En cada celebración que surge en remotos lugares del mundo y en diversas geografías, toma el trono con una fuerte carga simbólica que hoy, más que nunca, debería llenarse de contenidos.
Desde la recuperación de la democracia, miles de personas, a lo largo y a lo ancho de nuestro país, confluyeron en las murgas, fundaron nuevas agrupaciones, se sumaron a las centenarias comparsas del Norte y del Litoral, o renovaron las viejas formas de participación festiva. Se convirtieron en un movimiento dinámico generador de grandes y pequeños festejos carnavaleros, que fortalecieron importantes lazos humanos.
Hoy, detrás del festejo censurado por la cultura oficial, hay un enorme número de personas movilizadas, pero falta la restauración del feriado del lunes y martes de carnaval que, aunque recuperado en la CABA, no lo está a nivel nacional. La vuelta de don Carnal haría más visibles las formas con que se manifiesta en nuestro país, desde el diablito carnavalesco de la Quebrada de Humahuaca, el corso popular Matecito de Gualeguaychú,  hasta los muñecos gigantes de la tierra de Jauretche; toda esa creatividad tendría una conexión. La juventud debe apropiarse de ese imaginario.
En esta fiesta es imprescindible la participación colectiva. De tal modo, desaparece el público y todos somos actores (quizás ese punto ideal es el que resulte más fascinante y utópico).
En cambio, la tendencia actual es plantear el carnaval sólo como un espectáculo, cuando lo que habría que fomentar y gestionar desde la cultura es la aportación creativa de la comunidad: no hay carnaval sin disfraz y sin participación colectiva.
Una vez más, este festejo nos fuerza a no perder la memoria. Aquí se ponen en escena las bondades y las pobrezas de nuestra sociedad: siempre cito que a fines de la década del 60, mientras la policía pegaba bastonazos a estudiantes y profesores, los niños, en los corsos, jugaban a golpearse con bastones de plástico y producían así su parodia. Las sociedades siempre ponen, crudamente, su realidad en escena.
Me imagino la fiesta de carnaval del ecunhi con más participación y con todos los colores de la diversidad: los afro argentinos, las comparsas del Norte, las murgas del Litoral y de Cuyo y las agrupaciones humorísticas, categoría que habría que estimular para rescatar uno de los genuinos espíritus del carnaval.





domingo, 6 de septiembre de 2015

2005 Alegres mascaritas por Coco Romero (a propósito del disfraz)...

Yo digo Revista Viva febrero 2005
Enero 2005
Yo digo
Alegres mascaritas
El disfraz disimula, se desprende  de su yo habitual y se hunde en ese mundo extra cotidiano, para espantar el miedo, ocultar el verdadero ser para actuar como otro, despistando, se sumerge en las aguas festivas del derroche y la alegría, liberando lo ridículo y lo grotesco.
El disfraz no tiene distinción de edad ni tiempo, la niña viste ropas de abuela, o el hombre luce pañales de bebé. La historia ha dejado las figuras antropoides de la edad de piedra, los coros de actores disfrazados de ranas o pájaros para las comedias de Aristófanes o gigantes del reino fantástico y diabólico.
En Buenos Aires desde la década del 30, por medio de edictos y prohibiciones varias, se fue perdiendo el carnaval en la calle y también el disfraz. Nuevas costumbres sociales lo fueron desplazando.
Las modas impusieron lo suyo, a fines de los 60 ya se hablaba del carnaval cotidiano. Los jóvenes ganaban un lugar oficial en la sociedad, navegaba por entonces un Submarino amarillo, mientras sonaba Banda de los corazones solitarios del sargento Pimienta.
En la democracia, la declinación de la fiesta dio paso a micro carnavales, que estallaron y se celebraron en otras fechas, el ritual busco otros horizontes.
Un carnaval sin disfraz en la calle, no se concibe, es la pieza clave. En la última década se ganó una batalla para sumar al festejo porteño, una multitud de jóvenes, varones y mujeres, ganaron a través del disfraz  de murgueros, territorios donde recuperar lo sagrado utilizando la experiencia corporal y el reencuentro.
El colectivo murga además de cantar y bailar luce su disfraz, en algunos casos preparados en forma casera por la costurera del barrio y decorado por sus  integrantes, dando un toque personal y característico. Cuando la se mana que viene asome Momo, saldrán a la calle con ganas de ser parte del tiempo insólito e inesperado. La frase que el carnaval ha muerto, desaparece cuándo el disfraz gana la calle. Sobre el tema hay mucha tela para cortar.


Coco Romero es músico, tallerista e investigador del Carnaval, coordina el área “Circo, murga y carnaval” del Centro Cultural Rojas UBA. Dirige el coro “La Matraca”.

sábado, 5 de septiembre de 2015

1992 Viajes llevando los talleres de murga a Bahía Blanca

TALLERES DE MURGA EN BAHÍA
Fui al I Encuentro Bahiense de Educación por el ARTE el 3, 4 y 5 de septiembre de 1992.
Coordinado por la querida Mirta Colangelo.
Regrese en el mes de octubre a La Casa del Sol Albañil.